Cuando llegué al CEIP Castalia (Castellón) me lleve una gran sorpresa, no solo por ver mi nombre en una preciosa pancarta sino porque todos los niños del colegio habían colaborado para hacer realidad el cuento de «El cántaro roto».

Al entrar al colegio comencé a distinguir una interminable fila de flores hechas con papel y vasos de plástico que me llevaban hasta el aula donde iba a realizar las charlas. Esa fila acababa en un cántaro, era precioso. En las fotos siguientes podéis ver lo bonito que quedo.

Mil gracias, fue algo precioso.
bienvenida
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